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...Decidió ojear la prensa .
En la sección de anuncios vió algo interesante: "se alquilan dosis de paciencia, ajustadas a tus necesidades".
Llamó. Entre todas las sugerencias que le hizo el vendedor decidió encargar una caja de dosis de 4 horas, no acumulables sin previo descanso de 2 horas.
Era la opción más económica.
Con el tiempo, se fué habituado a la dosis. Tenía que comer sólo en su despacho, esperando a que pasarán las dos horas reglamentarias para hacer uso de la segunda dosis.
Al final se convirtió en un adicto, incapaz de aguantar sin su "dosis de paciencia diaria, ajustada a sus necesidades"....
PD: Él era consciente de su problema, pero necesitaba el trabajo.
Oh, my God! Cantas dosis temos que ter contijo, mulleriña!
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