....En el comedor de mi casa, mi madre tenía una muñeca rusa. Nos sosprendía siempre que al abrirla apareciera dentro otra idéntica.
Yo llegué a pensar que las personas eramos como las muñecas rusas. Asi dentro de cada uno , había uno un poco más pequeño, y otro y otro hasta llegar hasta el más diminuto de todos.
Fui creciendo y descubrí que en realidad estábamos hechos de otro modo.
PD: yo me sigo imaginando llena de otras que disminuyen de tamaño a medida que se acercan a lo más profundo de mi misma. Y seguiré esperando a aquel que quiera descubrir la más diminuta de todas.
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